sábado, 5 de abril de 2014

¿Se están acabando las madres?

El siguiente texto es de una edición del semanario Top Querétaro Junio de 1992, lo encontré limpiando la bodeguita de papeles de años atrás, tirando cosas y ordenando otras, me gustó y lo comparto:

¿Se están acabando la madres? Así parece.

¡Y temblemos el día en que se acaben! Porque sin ellas, se acabarán los hogares, los hombres, el sacrificio, el calor humano, la dicha, la seguridad, la cuna... todo lo más bello y lo más tierno que Dios, en su bondad nos dio.

Y para allá vamos, por desgracia, si no ponemos freno a esta carrera desenfrenada de procreación artificial que trata de fabricar seres humanos en máquinas, en laboratorios y en úteros alquilados.

Y para allá vamos, por desgracia si no frenamos esta loca carrera industrial, esta falsa liberación femenina que arrancó a la madre del hogar y la lanzó a la calle, a la oficina, a la fábrica, para competir con el hombre y convertirla en máquina de mal genio, en fábrica de billetes, en industrias de cosméticos y modas.

Felices los que tuvimos, la divina suerte de tener madre; de aquellas verdaderas madres que nos engendraban para esta vida presente y la futura; de aquellas madres que formaban hogar; que daban calor, regazo, seguridad, de aquellas madres gigantes que sostenían sobre sus hombros al esposo y lo hacían grande, seguro, viril, de aquellas madres que nos esperaban en casa cuando regresábamos de la escuela y le preguntábamos, sin falta a la empleada de servicio: ¿esta mamá? Y ante el seguro "sí" sentíamos que la alegría se nos colaba por todas las puertas del espíritu, y el amor y la seguridad se nos entraban por todos los poros del corazón.

Hoy habría que gemir, haciendo eco a un poeta colombiano: ¡Siquiera se murieron nuestras madres! Para que no tuvieran que llorar ante la descomposición de los hogares, la comercialización de las mujeres, el abandono de los niños, la infidelidad de los esposos, los abortos de las hijas o el madresolterismo de la juventud.

Sí, digámoslo a todo pulmón: ¡Siquiera se murieron nuestras madres! Para que no tuvieran que llorar ante la fabricación de niños-probeta, ante las madres que alquilan sus vientres por viles monedas, para albergar por nueve meses hijos ajenos, ante las estrellas que buscan desesperadamente un hombre que les de un hijo que nunca conocerá la felicidad de un hogar completo ni la seguridad de un padre. ¡Qué tristeza! ¡Qué desmoralización!

¡Ay de México! sino recupera pronto el genuino sentido de ser madre, sino vuelve a engendrar mujeres pletóricas de vida, de sacrificio, de amor y generosidad, que tengan por orgullo, no el andar exhibiendo su bella figura en playas y pasarelas, ni en traer a casa un cheque mayor que el del esposo, sino el de ser esposas, madres, mujeres completas, creadoras de hogar, de valores, de primeras educadoras de sus hijos, modelos de virtudes humanas y cristianas. ¡Siquiera se murieron nuestras madres! Dios las tenga consigo en el descanso eterno que merecieron para su esposo y sus hijos. Día de la madre. Día de regalos, de consumo, de búsqueda ansiosa por calles desconocidas por casas ajenas y directorios telefónicos para hallar a la madre que se fue con otro, que se desintegró el hogar, que extinguió el calor, la dicha, la seguridad. Día de la madre artificial, de la máquina de alquimia, de la madre prestada, alquilada, fugada, profanada. ¡Qué día tan sin horizonte! ¡Qué noche tan sin alborada! Día para muchos niños, de soledad, de desconcierto, de lágrimas, de búsqueda desconsolada de la madre perdida en el laberinto del siglo XX o entre los rincones de un laboratorio, oficina o taller.

México, madre santa y desgarrada. Reclama a tus madres. A aquellas que engendraban cuando eras grande, hogareña, maternal, México: vuelve a dar a luz, en medio de los dolores de parto y gritos de alborozo a aquellas madres que nos enseñaron a amar a Dios y a amarte a ti, a respetarte y a dar la vida por ti. Vuelve a engendrar madres, como a aquellas con todo lo grande y sublime que encierra ese nombre divino, insustituible por varones y máquinas.

Vuelve a engendrar a aquellas madres que, con lágrimas de amor nos concibieron y con besos de Dios nos hicieron hacer y crecer comos seres humanos. Devuélvenos los hogares de antaño para que tú, México madre amada, vuelvas a ser lo que fuiste un día y que tanto enorgullecía en el concierto de las naciones; ¡cuna de hogares auténtico, de madres heroicas, de varones ilustres que te dieron grandeza y honor". Así sea.

Pbro. Dr. Luis Eduardo Suescun Echavarría
Twitter @Leduardose

2 comentarios:

  1. ...."esta falsa liberación femenina que arrancó a la madre del hogar y la lanzó a la calle, a la oficina, a la fábrica, para competir con el hombre y convertirla en máquina de mal genio, en fábrica de billetes, en industrias de cosméticos y modas".... jajajajaja me a sonado a machismo!!!!

    XOXOX DLM

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    1. Probablemente suene machista, pero analizando el tiempo y el enfoque que el autor original le da al texto; me suena más bien a una crítica comparativa del papel de la mujer de aquel entonces, con sus años anteriores. Gracias por leer!

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